Crítica a Pétalos al viento
- Books Create Imagination
- 18 jul 2018
- 4 Min. de lectura

Hace más o menos un año leí un libro que me fascinó por su oscuridad, por lo macabro de su trama, por la inhumanidad de algunos de sus personajes y por la magnífica construcción de los protagonistas. Ese libro no era otro que Flores en el ático. Desde el primer momento sabía que esta historia era la primera de una saga a caballo entre lo romántico, el misterio y la novela de tintes góticos. El hecho de que pudiese incursionar demasiado en el género romántico me echaba para atrás, pero me quedé con ganas de saber qué pasaría con los protagonistas de aquella maravillosa primera historia. Y me embarqué en la lectura de la secuela, Pétalos al viento. Puedo decir sin temor a equivocarme que esta es la peor continuación jamás escrita. Antes de comenzar con esta reseña, primero les voy a avisar que, obviamente, habrá SPOILERS de la primera novela, así que si están interesados en ella, ya se jodieron. La historia de este libro comienza en el momento en el que Cathy, Chris y Carrie consiguen escapar de la mansión de Foxworth Hall. Por distintos avatares del destino recalan en la casa de un acaudalado médico que se hará cargo de su educación. A partir de ese momento, el único deseo de Cathy, que es la principal protagonista y narradora de la historia, será vengarse de su madre. Este libro es un cúmulo tal de despropósitos que no sé ni por dónde empezar. La trama es inexistente. Yo esperaba que Cathy, ayudada en parte por sus hermanos y una vez convertida en adulta, fuese fraguando un plan para vengarse de una madre desnaturalizada y cruel como la suya, Corrine Dollanganger. Sin embargo, me encuentro con las aventuras amorosas de una joven perdida que no sabe lo que quiere en la vida. Aquí vi confirmado mi mayor temor al enfrentarme a este libro: que fuese una novela romántica y, en efecto, lo es. Durante la mayor parte del libro, unas 450 páginas (nótese que tiene 550), Cathy nos cuenta los hombres de los que se enamora, las relaciones que tiene con ellos, lo bien o mal que le va… En fin, lo que menos me interesaba a mí, o sea en Outlander de Diana Gabaldón vemos romance , sexo pero lo que más vemos es el drama y los sucesos históricos que hacen atrayente a la saga más allá de que sea de romance. Entiendo que el enamoramiento forma parte del crecimiento personal de Cathy, pero después de leer la sinopsis y en vista de los hechos del primer libro, la verdad es que yo esperaba otra cosa. En cuanto a los personajes, lo que en Flores en el ático era dulzura y arrojo, aquí se ha convertido en infantilismo, negligencia e histrionismo. Todos los personajes, especialmente Cathy, están sobreactuados en muchas de las cosas que hacen, como en las telenovelas. La propia Cathy es el mejor ejemplo: en el primer libro era un personaje magnífico, lleno de matices y que iba evolucionando conforme aumentaba el tiempo que pasaban encerrados en el ático. En Pétalos al viento, está totalmente desdibujada, no tiene coherencia alguna y no tiene nada que ver con aquella Cathy fuerte y renovada que salió del ático, aquí es más bien una marioneta en manos de los hombres de los que, supuestamente, se enamora. O sea ¿qué mierda le pasó a la autora se hizo fan de Jamie Mcguire? Y llegamos ahora al punto fuerte de la novela: los personajes masculinos. Hay cuatro hombres importantes en la historia y todos ellos (TODOS) son unos maltratadores y unos violadores. Entiendo perfectamente que en un libro que tiene casi cuarenta años se reproduzcan actitudes machistas (es algo que sigue ocurriendo hoy en día, consciente o inconscientemente), pero de ahí a ser un violador hay un trecho. En este libro no solo es que violar sea tan natural como salir a comprar el pan, sino que se victimiza al violador. Pondré un ejemplo: el médico a cuya casa llegan los niños se llama Paul y en la historia termina siendo poco menos que un ser de luz que ha ayudado a los hermanos Dollanganger a cumplir sus sueños. Pues bien, en determinado momento, Paul le cuenta a Cathy su historia personal: es un hombre viudo que cuando estaba casado era muy desdichado porque su esposa no quería tener relaciones con él. Así que, ¿cuál era la solución adecuada, según Paul? Forzarla siempre que se le antojase. Ante esto, Cathy queda conmocionada porque “pobre Paul, su esposa no quiere cumplir sus deberes maritales”… No seré yo quien juzgue un libro de hace cuarenta años con base en la mentalidad de hoy en día, pero sí diré que en más de una ocasión me dio asco leer esta novela. Lo peor de todo es que quizá continúe con la saga porque me dijeron que la tercera parte es peor de mala así que podré hacerle más bullying. Eso sí, si habrán leído Flores en el ático y quieren saber algo más sobre los personajes, es preferible quedarse con la duda. Hasta aquí mi no humilde opinión. Saluditos.
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