top of page

Crítica a 50 sombras de Grey

  • Foto del escritor: Books Create Imagination
    Books Create Imagination
  • 10 feb 2018
  • 5 Min. de lectura

Por fin llegó el día más esperado por todos ustedes , sí yo sabía que querían que llegue éste día. Porque saben muy bien el amor que le tenemos la página a ésta puta mierda llamada novela. Si por algo hay que “quitarse el sombrero” ante la trilogía de “50 sombras de Grey” es por la estupenda campaña de marketing que llevaron a cabo. Eso es un hecho. Tomo un fanfiction que escribe una seguidora de Crepúsculo -#truestory-, hago que diferentes medios lo comenten, tiene sexo -qué bien se vende el sexo, ¡señoras! ¡Que me lo quitan de las manos!-, le doy el toque de lo “prohibido” convirtiendo algo “erótico” -jajaja y ja- en algo socialmente aceptable, hasta me atrevo a ajustarlo a un rango de edad llamándolo el “mommy porn” -¿se puede ser más obvio?- y luego le planto la pegatinita “accidental” en la portada “sí, este es el libro del que todo el mundo habla” y ¡listo! ¡Todo el mundo a leerlo! Desde aquí queremos analizar de manera profunda y seria sus aspectos más negativos que nos parece que han llevado a retrotraer la mentalidad “romántica” al siglo XIX .Vamos a atacarlo por varios flancos: su pretendida originalidad, los personajes, el argumento y el estilo. Gracias E. L. James por ponérnoslo tan fácil. Como casi todos sabrán la primera novela surgió a raíz de un fan-fiction que estaba escribiendo la autora partiendo desde Crepúsculo. A partir de aquí, parece ser que a alguien con gustos de mierda le gustó y decidió publicarlo. James, no contenta con un libro de más de 500 páginas, concluyó que era mucho más rentable alargar la historia unas 1200 páginas más divididas en otros dos tomos. ¿Es un libro original? Es cierto que el contenido (el tema sexual, erótico, el BDSM, etc.) resulta hasta cierto punto innovador, quizá debido a que siempre ha sido entendido como un tema tabú. No obstante, hay bastantes novelas que tratan este asunto, y su mayor cultivador puede retrotraerse hasta el siglo XVIII: el Marqués de Sade, de cuyo nombre proviene no en balde el término “sadismo” y todo lo que de él se desprende. Pueden mencionarse otros grandes clásicos de la literatura erótica, como El amante de Marguerite Duras, Historia de O de Pauline Reage, Las edades de Lulú de Almudena Grandes, El amante de Lady Chatterley de D. H. Lawrence, o la siempre polémica y a la vez magnífica Lolita de Vladimir Nabokov. Todas estas novelas y muchas otras han hecho las delicias del público lector más atrevido desde hace al menos dos centurias, pero no hay que olvidar que en este caso sí nos encontramos ante un contenido innovador (cuanto más atrás en el tiempo y en determinados contextos histórico-culturales, más difícil es hablar de según qué cosas) y, por supuesto, ante buena literatura. ¿Qué pasa con el tema? Creemos que es lo más interesante que tiene la novela de James. Pero a la hora de ponerlo en práctica y desarrollarlo en el contenido, fracasa estrepitosamente. La narración es muy monótona: podría decirse que es como una mala novela realista folletinesca que se dedica a describir las actitudes más banales que les pasan a un par de personajes enamorados. Esto es lo que ocurre sin cesar en el segundo libro de la trilogía (no tuvimos valor para abordar el tercero porque es una puta mierda todo…); al menos el primero tiene el mérito de presentar la historia, los personajes y cómo se van relacionando entre sí. Esto no quiere decir que la primera novela sea buena; nada más lejos de la realidad. Los personajes protagonistas son clichés estereotipados. Él, Grey, es un joven y riquísimo empresario que ha conseguido un imperio con trabajo duro (con 27 años, ojo) y está envuelto en un pasado oscuro que no es capaz de revelar a nadie. Como vía de escape, utiliza el BDSM. Ella, Anastasia, es una joven universitaria inocente que no ha conocido el amor (y que ni siquiera sabe lo que es un clítoris) y, ante la presencia de él, se siente abrumada y pierde todo el sentido de la realidad. Ni que decir tiene que son personajes previsibles, planos y cuyo desarrollo va desde lo inverosímil hasta lo grotesco. ¿Cómo es posible que un hombre de piedra como Grey, que nunca ha sido capaz de amar y que tiene unos inmensos problemas emocionales, se enamore perdidamente de Anastasia al primer golpe de vista? Nadie da un cambio tan radical de la noche a la mañana. Simplemente resulta inconcebible. En cuanto a ella, se nos presenta en todo momento como una marioneta en manos de Grey, pues accede a todo aquello que él desea hacer con ella (antes, durante y después del contrato amo-sumisa), así que podríamos decir que Anastasia carece por completo de personalidad. A nuestro parecer, una de las cosas más preocupantes de los libros es el estilo de la escritora. Está claro que E. L. James no tiene ningún tipo de formación en el oficio, a lo que se une la poca cultura literaria que demuestra tener en esta trilogía. Esto queda más que patente en sus novelas: están repletas de frases estereotipadas, estructuras simples y repetidas y unas cuantas expresiones que van superpoblando la narración (si no, cuenten las veces que llega a decir “frunce el ceño”, como reto personal). Hay blogs en los que se afirma que no les ha gustado la novela, la trama, los personajes, etc., pero que reconocen que lo mejor es el estilo de la escritora, que “engancha”. De todas las cosas malas que tienen estos libros, sin duda lo que resulta absolutamente imperdonable es el deplorable estilo del que hace gala la autora a lo largo de los dos interminables libros que pudimos acabar. ¿Qué mensajes se pueden extraer de las novelas? A primera vista puede incluso parecer que se quiere romper con el tabú del sexo practicado libre y consensuadamente, y que tanto hombres como mujeres pueden disfrutar de él con total placer y libertad. ¡Falso! Grey resulta ser un posesivo desquiciado que trata a Anastasia como a su esclava (y no me refiero al rol sexual, sino a su relación) y su objeto. Desde luego, su pasado oscuro no lo excusa en modo alguno para tratar así a Anastasia. Por lo tanto, esta novela nos enseña que un señor machista puede tratar a “su” señora como le plazca, ya que a ella además le gustará y no le importará lo más mínimo. Sí, señora James, gran enseñanza en cuanto al avance de la igualdad de géneros. Parece que está usted retrocediendo varios siglos a pesar de su pretendida liberalidad. Esto tiene unas consecuencias sociales inimaginables. A pesar de que una buena parte de las mujeres que han leído los libros ahora poseen un nuevo mundo de posibilidades sexuales la tóxica relación entre los protagonistas tiene unos efectos devastadores: la sumisión al hombre, no sólo en el ámbito sexual, sino sentimental y emocional. Si todas estas mujeres quieren tener a un Grey en su vida, significa que en cierto modo se identifican y se ven (o se quieren ver) reflejadas en Anastasia. Esto implica un alto grado de control por parte del hombre en una relación que debiera ser de pura igualdad. Lo que nos apena de verdad es que todo esto lo haya escrito una mujer. No creemos que merezca la pena siquiera molestarse en echarle un vistazo a Cincuenta sombras de Grey. Hay mucha y muy buena literatura esperando ser descubierta ahí fuera. 

Comments


Featured Review
Tag Cloud

© 2017-2019 by Books Create Imagination.

  • Grey Facebook Icon
  • Grey Instagram Icon
  • Grey Twitter Icon
bottom of page